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11 de abril de 2019

3, 2, 1 ¡DESMONTANDO EL “NEUROMITO DEL CEREBRO TRIUNO”!

Proyecto de innovación
Ilustración: Ana Rodríguez - Haikuzero
Instagram @anarodriguez_h


Texto: Pedro Rodríguez Expósito 
Terapeuta Ocupacional Centro ANDA. Experto en neurorehabilitación infantil e integración sensorial. 

#terapiaocupacional #neuromitos #ceiplaalmazara #innovaviónpedagógica #neuroeduación #calidadmetodológica 


En 1960, Paul D. MacLean postuló que la estructura cerebral del ser humano obedecía a un proceso evolutivo de adaptación en el cual podían distinguirse tres estructuras perfectamente diferenciadas las cuales podían explicar de forma simple y certera el comportamiento humano. 
Su facilidad y simplismo ha permitido que personas no entendidas en el campo de las neurociencias la utilicen para explicar de forma superficial procesos como la toma de decisiones, la dinámica organizacional e incluso el comportamiento de los mercados de consumo. 

Así pues, hagamos un breve repaso con tal de desmontar este primer “#Neuromito” en 3, 2, 1… ¡Desmontando el mito del cerebro triuno!. 

Para MacLean nuestro cráneo no aloja un cerebro sino tres, que operan como «tres ordenadores biológicos interconectados, cada uno con su propia inteligencia, su propia subjetividad, su propio sentido del tiempo y su propia memoria» Denominó así la arquitectura del cerebro en tres componentes: un cerebro reptiliano, un cerebro límbico, y un cerebro neocortical complejo. 
A cada una de estas regiones le atribuyó funciones ligadas a su símil biológico. Así, el cerebro reptiliano, también llamado complejo-R, estaría formado básicamente por los ganglios basales, el tronco del encéfalo y el cerebelo. Según los que defienden este mito es un cerebro primitivo, que controla comportamientos instintivos y que se centra en las actividades más básicas de la supervivencia incluidas la agresividad, la dominación, la territorialidad y los rituales. El cerebro reptiliano estaría lleno de memorias ancestrales y controlaría las funciones autonómicas (respiración y latido cardíaco), el equilibrio y el movimiento muscular. Sus respuestas son directas, reflejas, instintivas. 


La segunda «capa», el segundo cerebro, es el sistema límbico, un término también introducido por MacLean que ha tenido un enorme éxito. También se conoce como el «cerebro paleomamífero» y sería el responsable de las emociones, un sistema basado en un sistema de evasión (sensaciones desagradables como el dolor) y atracción (sensaciones agradables como el placer). Partes clave del sistema límbico serían la amígdala, el septo, el hipotálamo, la corteza del cíngulo y el hipocampo. El cerebro paleomamífero sería el responsable de la motivación y la emoción que sentimos al alimentarnos, al reproducirnos y en el comportamiento parental. 
La tercera estructura superpuesta es el cerebro moderno de mamífero, neomamífero o neocorteza. Es característico de los mamíferos más evolucionados, de nosotros los primates, y es responsable del pensamiento avanzado, la razón, el habla, la planificación, la abstracción, la percepción y lo que en general llamamos funciones superiores. 1 

¿Pero esta teoría es cierta? con el surgimiento de las herramientas de neuroimagen tales como la tomografía por emisión de positrones, y la resonancia magnética funcional revelaron que tal distinción estructural no existe, y que la arquitectura cerebral es mucho más compleja de lo que pudo haber imaginado MacLean. Por su parte los neuroanatomistas han comparado las secuencias de ADN de estructuras similares en diferentes especies encontrando que el postulado del cerebro triuno no pasa de ser una buena analogía. 

Además, el módulo límbico del cerebro triuno sugiere un lugar único para las emociones. Hoy sabemos que estructuras fuera de ese módulo tienen funciones emocionales (como el COF o la corteza prefrontal ventro medial o vmPFC) 3 y que estructuras como la amígdala no solo contemplan funciones emocionales. También, sugiere que la emoción es independiente de la razón y que nuestra evolución humana avanzada es fruto del predominio de la razón. Hoy sabemos que la separación razón-emoción no es tal y que la toma de decisiones requiere emoción. Incluso cuando debido a lesiones la toma de decisión es no emocional se impide la vida social. 

En definitiva, el cerebro no funciona como un conjunto de piezas en la que cada una se relaciona con una función como sugiere el triuno. Esta visión, muy cercana a la Frenología, no se sostiene desde hace siglos en neurociencia. No es cierta por motivos anatómicos, fisiológicos y funcionales pero el más evidente es que atenta contra la propia plasticidad y adaptabilidad del cerebro a las experiencias. El cerebro trabaja y se desarrolla como un conjunto de numerosas redes en las que cada uno de sus nodos participa en diversas funciones. En función de las necesidades, aprendizajes y genética predominan en cada instante unas redes sobre otras.4 

La complejidad de nuestro comportamiento no puede ser reducida jamás a una única hormona, ni a una única área cerebral, ni a un tipo de neuronas, ni a un único gen, ni a una cultura, ni a un ambiente, ni a una especie sino a lo que la complejidad significa, una red entretejida de circunstancias, características y condiciones. 
El cerebro es en definitiva social y complejo, no triuno. 



1. Alonso, J. (2017). El mito del cerebro reptiliano. Retrieved from https://jralonso.es/2017/08/24/el-mito-del-cerebro-reptiliano/ 
2. Bshary, R., Wickler, W., & Fricke, H. (2002). Fish cognition: a primate's eye view. Animal cognition, 5(1), 1-13. 
3. Sánchez, J. (2019). Neuromitos (I). El cerebro triuno - Neuroleader. Retrieved from https://neuro-leader.org/braindocs/neuroliderazgo/209-neuromitos-i-cerebro-triuno 
4. CONTRERAS et al. Toma de decisiones emocionales y corteza prefrontal ventromedial. © International Journal of Clinical and Health Psychology. 26002008, Vol. 8, Nº 1, pp.285-3131. 



3 de abril de 2019

Quiéreme cuando menos lo merezca porque será cuando más lo necesite!

Proyecto de innovación



El enfado, las rabietas, las salidas de tono...son momentos difíciles con los más peques que muchas veces superan a los adultos, recurriendo éstos a castigar la conducta inadecuada para atajar el problema, olvidando la importancia de la causa que la ha generado. 
  
Una sola palabra nos puede guiar para saber cómo gestionar estos momentos con nuestros hijos/as, alumnos/as, la EMPATÍA, así de simple y complicado a la vez.

Los niños/as, al igual que los adultos, se enfadan porque algo les hace sentir mal, no les gusta, no les parece justo, se sienten humillados... para nosotros, probablemente, sus causas sean tonterías, sin embargo para ellos pueden ser un mundo, y es aquí donde empezamos el primer ejercicio de empatía entendiendo esa causa que ha generado su sentimiento y dándole la importancia que tiene para él/ella, escuchándolo/a, acompañándolo/a, dándole tiempo...

Según la edad tendrá un tipo de respuesta más o menos madura,que será la que debamos ayudar a gestionar y no castigar, pero siempre desde el origen de la misma.

La semana pasada tuvimos la suerte de escuchar a Laura Urrios, psicóloga, hablarnos de todo esto y nos dio las claves:

  1. - Piensa el motivo de su reacción.
  2. - Intenta comprender, no castigar.
  3. - Conecta emocionalmente.
  4. - Valida su emoción.
  5. - Ayúdale a calmarse.
  6. - Una vez calmado...es el momento de redirigir.
Muchas gracias a IDEAT por este fantástico regalo!

2 de abril de 2019

JORNADA DE PUERTAS ABIERTAS- SÁBADO 13 DE ABRIL

Laura

El próximo mes de mayo comenzará el periodo ordinario de matriculación para el curso 2019-2020. Un año más nuestro centro organizará una jornada de puertas abiertas para que las familias con hijos en edad escolar puedan conocer el Proyecto Educativo de Centro y visitar sus instalaciones. 

¡OS ESPERAMOS!

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